jueves, 15 de diciembre de 2011
Como presentar un buen bufet
El bouffet es una alternativa que ofrece la oportunidad de dar de comer a mucha gente sin necesidad de disponer de espacios excesivamente amplios (si los invitados no caben en la mesa se pueden sentar en sofás, sillas e incluso permanecer de pie) y que, además, tiene la ventaja de que quien lo organiza también puede participar de la comida, ya que todo se tiene que dejar preparado con antelación. He aquí algunas claves para la ‘puesta en marcha' de un bufé:
•Es conveniente quitar del salón todo lo ‘superfluo’ para hacer que la estancia sea lo más espaciosa posible.
•La parte más importante del bufé es la gran mesa que, normalmente, se coloca adosada a la pared.
•Dicen los especialistas que la comida ‘entra por los ojos’, así que es importantísimo que en dicha mesa todo esté perfectamente ordenado y decorado para que con un simple vistazo al invitado le apetezca probar, si no todas, casi todas tus propuestas culinarias.
•Si la mesa es suficientemente espaciosa coloca también en ella, igualmente ordenado, todo lo que el comensal pueda necesitar para degustar la comida (vajilla, cubertería y cristalería....). Si no, puede utilizar una mesa auxiliar.
•Para lo que sí deberá utilizar una mesa auxiliar será para que los comensales coloquen los platos, vasos, servilletas, etc, que han utilizado.
•En cuanto a los bocados a servir, lo más cómodo es optar por platos fríos, pero si dispone de accesorios que conservan el calor de los platos, servir alguno caliente le dará un toque más serio al menú. Te aconsejamos poner varios entrantes (tapas, canapés variados... si los presentas en vasitos de cristal o cucharas de aperitivo ganarán en apariencia), un par de ensaladas distintas, algún plato más contundente (pero, eso sí, evitando los alimentos con huesos, espinas, semillas... en definitiva alimentos difíciles de comer si uno no está ‘correctamente sentado a la mesa’).
•Una idea original puede ser hacer un bufé temático (de cocina oriental, italiana, mexicana...).
•En cuanto a las bebidas, el agua y el vino no deben faltar. Éste último se elegirá en función de la comida que se vaya a servir. No obstante, convendrá tener al menos un tinto y un blanco para que los invitados puedan elegir.
•Cuando los comensales hayan repetido tantas veces como deseen, se procederá a retirar los platos y toda la comida de la mesa y, en su lugar, se pondrán sobre ellas los postres, sus platos y sus cubiertos. Es conveniente ofrecer más de un postre. Por último, llegarán los licores y el café.
•Flores, velas, un mantel bonito… hay cientos de posibilidades a la hora de poner color a una mesa. Y es que no debes olvidar que el éxito de una comida o cena no depende exclusivamente de los alimentos.
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